No hacía más que sentarme delante del televisor, la radio llevaba sonando ya más de una hora y las voces de Carrusel invadían mi habitación. Primer minuto y Raúl tocaba el balón en el centro del campo, un par de toques más arriba en el campo, el Capitán madridista lograba un magnífico disparo en la frontal el área, con su pierna izquierda y El Que (casi) Nunca Hace Nada marca un golazo que abría el marcador nada más comenzar el partido.
Así viví yo ayer los primeros momentos del partido Valencia - Real Madrid en el cual el equipo merengue volvía a visitar la Comunidad Valenciana y se volvía a pasear por el campo, cinco goles que son como cinco soles, un rodillo blanco que hizo empequeñecer hasta lo más mínimo a un Valencia que recibió, en su campo, la mayor goleada de su historia en la competición de Liga desde hace más de 70 años.
El golazo de Raúl González Blanco vino seguido de otros dos, Van The Man, el hombre gol por excelencia, finalizaba una gran jugada que empezaba José María Gutiérrez y que picó por encima del portero aguantando al defensa hasta el último minuto; y Sergio Ramos, como si fuera un extremo le quitó las telarañas a la portería que defendía Hildebrand (ese portero alemán de dudoso nombre). Y yo que temía a un equipo que siempre se nos había dado mal y ahora el Madrid vencía fácil en el minuto 30 de la primera parte. ¡Un escándalo! A la porra todas esas milongas de "entrenador nuevo, victoria asegurada", en toda la ciudad de Valencia no cuentan (y si no, que se lo digan al Levante).
El cuarto de los blancos fue el segundo en la cuenta particular de Van Nistelrooy, que empujaba otra nueva jugada del Madrid, tras dos toques espectaculares de Guti y Robinho, poniendo en el marcador un resultado que evidenciaba el baño total y absoluto que le dio el equipo blanco a los ché. Tras un gol de la honra y una actuación más del Santo de las Paradas, San Iker Casillas, sería Robinho, el jugador de las bicicletas y las camisinhas quien maquillaría el resultado redondeándolo y afianzando así la victoria madridista.
Esperemos que no sea un espejismo como aquel día contra el Villarreal. Esperemos que la nueva estrategia que se ha sacado Schuster de la manga del doble pivote Diarra-Gago prospere y se afiance. Raúl ya lleva tantos goles como marca su propio dorsal. Y disfrutemos del momento porque el sábado nos tocará otra vez sentarnos dubitativos ante el televisor a la espera de volver a visitar un campo que no se nos da especialmente bien, el Sánchez Pizjuán.
2 comentarios:
Me parece que vamos a lamentar el Quique vete ya...
El mejor mensaje de Carrusel el miércoles fue:
"A ver cómo suena: 'Koeman vete ya, Koeman vete ya'. Vale, me gusta"
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