19 de mayo de 2010

¿Y si Cabronos Extraños fueran un grupo de música?

De sobra sabían ya los lectores habituales del blog que este capítulo estaría contenido en esta Gran Saga Extraña. ¿Qué pasaría si Cabronos Extraños, en vez de un blog de tres amiguetes fuera un grupo de música? Como diría mi abuelo, "un conjunto". ¿Cómo resultaría eso?

En primer lugar, iba a resultar estupendamente para la gente que nos quiere confundir con otros grupos que no somos nosotros. Por ejemplo, es sobradamente conocida la rivalidad existente entre la organización del Rock in Rio y Cabronos Extraños, pues los hemos criticado duramente en todos nuestros círculos de amistades por llevar a la niñata de Hannah Montana y compañía a un festival que dice ser "Rock". Si fuésemos un grupo nosotros también, pues estarían cabreados y no nos llamarían, cosa lógica. ¿O no?


Y vosotros os preguntaréis: "¿qué tipo de música tocarían estos personajes?". Aquí habría uan fuerte discusión entre los tres miembros de Cabronos que acabaría saldándose con la simple regla especial de Cabronos Extraños que ya utilizara Alan Moore en sus cómics, el Ataque Batiburrillo. Si hay que hacer canciones heavies, se hacen; si hay que hacer canciones punk-cabreo, se hacen también; si tenemos que versionar en plan coña canciones populares, lo hacemos; si tenemos que afinar los instrumentos varios tonos más graves... hombre, eso ya sí que no. A no ser que Sánchez se ponga de novio con Pilar Rubio (cosa, por otro lado, que no me extrañaría, pues lo único que le falta a Sánchez para tener tirón entre las tías es subirse habitualmente a un escenario y ser un Rock Star).

Porque, amigos míos, los rockeros (porque hay que sentir el Rock, cojones) son así, y cuidan sus pintas. Ahí tenemos al Señor Sánchez, un hombre que da gusto verlo porque es el guapo de los tres. A Sánchez lo íbamos a lucir al que más. Todas las portadas de los discos iban a incluir, de un modo u otro, su cara o alguna parte más de su anatomía. El merchandising iba a ir todo en honor a él, y comercializaríamos esos llaveros que son como monigotes extraños (¡extraños!) a los cuales les aprietas y se les hincha un pitorro y que les hacen tanta gracia a lso camioneros. Imaginaos a uno con la cara de Sánchez y una camiseta de Cabronos Extraños.

No sólo de llaveros viven los rockeros, que también lanzaríamos camisetas, pegatinas, pins, mecheros (más conocidos en Daimiel como meNcheros) y parches para las cazadoras vaqueras. De todo, oiga. Y con cada disco de música, iríamos al programa de Fernando Alonso que le hacen en El Larguero y nos pondríamos nosotros también a dar nuestra opinión como si supiéramos de Fórmula 1. Cuando uno se hace rockero pierde la vergüenza, eso ha sido así toda la vida. Igual que te quitan el carné de vergonzoso, te dan dos nuevos, uno para hincharse a porrorl y a cerveza, y otro para las gruppies que se meten en el vestuario después de los conciertos a agradecerte el buen rato que les has hecho pasar.

A esto último hay que introducir algunos cambios. Yo renuncio al carné de los porrorl y la cerveza, porque todo grupo de rock necesita un "tío raro" y ese voy a ser yo. Por si el mundo no lo sabe, el tipo con las greñas de Cabronos Extraños soy yo, y no me improta decir mi nombre, me llamo Miguel. Pero eso sí, mantendría mi abstinencia de alcohol y drogas, algo que se lleva mucho últimamente y que da mucha buena prensa. Así tendríamos la ventaja de que, en los desplazamientos en la Ford Transit (porque ése iba a ser nuestro vehículo oficial, con un logo grandísimo con la web del grupo para que lo visiten los fans más acérrimos), sería yo el conductor y un sueldo que nos ahorramos. Rockeros, sí, pero mirando la parte económica del asunto.

Como ahora mismo seguro que hay muchos amigos míos preparados a saltarme a la yugular para llamarme la atención sobre el hecho de que no me vaya a beber mi parte de la cerveza, sí, os cedo todas mis latas Steinburg fresquitas en aras de lograr un público entregado.

Con lo de las gruppies, el abstinente va a ser Escofil, pues nuestro atractivo bajista es un hombre de una sola mujer, y está más que comprobado que, aunque ha probado las mieles de la fama del Heavy Metal, no se va a volver un díscolo. Para despachar a todas las chicas que hagan falta ya nos apañamos el resto. ¡Aunque le agradeceremos el apoyo moral que seguro que nos da nuestro compañero y, sin embargo, amigo!



Además, el número de mujeres, dinero y alcohol que tienen los rockeros aumenta a medida que vas ganando fama y reconocimiento. Por eso, tenemos un plan maestro que no puede dejar de funcionar: tocar muchas versiones de canciones conocidas en los primeros conciertos, pero cambiando un poco la letra. Todo el mundo conoce ciertos himnos metaleros/rockeros que son fácilmente adaptables. Eso sí, no tenemos bateras, así que tendríamos que pedirle de alquiler a Esclavo del Odio a Rafa, o a Ataräxia a Jara, o al Cratur a Mental Bisection. De la negociación que se encargue Escofil, que de esto sabe más que el resto. El resto de la banda sería: Sánchez como cantante, Escofil como bajista y un servidor de Guitar Hero. OK!

Por último, y no por ello menos importante, no nos podemos olvidar de la lista de versiones que incluiremos en nuestra gira:

- Sweed Child O' Mine (en la cual se incluye un momento en el que Sánchez y yo hacemos el paripé de que reñimos).
- Thunderstruck (cambiando la palabra "Thunder" por "Sánchez").
- I Love Rock 'N Roll (seguramente cantando la letra de "Me gusta el jamón", de Los Berzas).
- Ring of Fire (la cual se acompañará con los coros de "¡Ya es por la tarde!").
- We Will Rock You (en la que Sánchez se bajará entre el público y la cantará con la muchachada).

Comprueben la habilidad del Cratur a las baquetas.

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