Después de unas largas vacaciones después de que el año pasado lo pasáramos atentos a los televisores con un Fernando Alonso en las Flechas de Plata intentando aguantar a un mimado Hamilton, con unos Ferrari casi intratables que tenían que aguantar a los McLaren evolucionados gracias a las increíbles aportaciones de la experiencia de Alonso y un Renault venido a menos a medida que avanzaba el Mundial, ahora vuelve otra vez mi competición preferida del motor.
La semana pasada volvieron las motos, debutó Jorge Lorenzo de la mejor manera posible en Moto GP, pero los coches son otra cosa. Esas máquinas de cuatro ruedas que son capaces de alcanzar velocidades de vértigo y que tanto dinero mueven. La Fórmula 1 es una competición aparte, la Fórmula 1 nos hace madrugar los domingos o trasnochar los sábados para ver a esos pilotos que más que coches parece que llevan aviones sobre ruedas. Y después de tanta milonga de pruebas y tanto rodeo con las evoluciones de los monoplazas, por fin podremos comprobar cómo comienzan cada uno de los constructores principales.
Yo apuesto por un Alonso sorpresivo. Desde antes de empezar nos estamos autoconvenciendo de que el asturiano no va a ganar el Mundial y al que le va a costar entrar en el podio en la mayoría de las carreras. Pero yo sigo confiando en un hombre que el año pasado fue capaz de lograr que el cambio de neumáticos de Michelin a Bridgestone en McLaren no fuera tan traumático como en su anterior escudería. Apuesto por unas cuantas campanadas que nos brinden sobremesas si no escuchando el himno de España, sí viendo a nuestro piloto en uno de los dos escalones inmediatamente inferiores al primer puesto.
Y le temo a Ferrari. Todo el mundo coincide en que han desarrollado un coche que supera con muchísima diferencia a cualquiera de sus competidores. Kimi ha logrado reunir la suficiente experiencia en un año como para no cargarse su coche un día sí y otro también. Aunque quién sabe ahora que no hay ese famoso control de tracción. Pues que nos dejen a todos los que tenemos coche sin dirección asistida ni siquiera. "Móntate tú en un F1 a ver qué haces" como diría Carlos Miquel en Carrusel...
El domingo veremos cómo empieza todo esto. Y a ver si hay suerte y Hamilton fracasa de la forma más miserable posible.
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