Antes de que empezara el Tour 2008, todos los españoles nos quejábamos amargamente de la ausencia de Alberto Contador, el campeón que no podría defender su título por caprichos inexplicables de la organización de la vuelta francesa. Contador había arrasado en el Giro de Italia y todos teníamos en convencimiento que, de tomar la línea de salida el de Pinto, el Tour se vendría derecho para España por tercera vez consecutiva.
Sin embargo, cosas del azar, pronto todos nos tuvimos que fijar en el eterno aspirante español: Carlos Sastre. El abulense acudía como lider del CSC otra vez y tenía una ocasión más de subirse al podio de París. El Tour de 2008 ha sido uno de los más emocionantes y de los más abiertos de todos los años, hasta que no llegó la etapa reina de montaña en los Alpes, nadie podía asegurar quién iba a llevarse el título al final, Shlek, Kohl, Menchov, el incombustible Cadel Evans... y Sastre. Muchos candidatos para conseguir el maillot más prestigioso de la temproada de ciclismo. Pero, en el comienzo de la ascensión al Alpe d´Huez dio con la clave. En una machada espectacular, Carlos Sastre apretaba los dientes y se marchaba en solitario hacia la cima sin que ninguno de los máximos aspirantes se atreviera, ni siquiera a intentar echarle el lazo antes de que estuviera demasiado lejos, subiendo mucho más rápido él solo que los otros cinco o seis que estaban en el grupeto vigilándose. Y vaya pedazo de contrarreloj que se marcó el de Ávila, que evitó que cualquiera de sus perseguidores le echara el guante, sabiendo defender como un campeón (lo que ya es) una ventaja que muchos dudábamos que fuera suficiente.
Los casos de dopaje se siguen sucediendo en el Tour, pero los españoles seguimos ganando. Óscar Pereiro, Alberto Contador y, ahora, Carlos Sastre. Menuda tripleta de nombres. Antes teníamos al mejor de la historia de nuestro país, ahora tenemos el mejor elenco de ciclistas que hay enel mundo, y lo estamos aprovechando bastante bien. La Vuelta a España debe confirmar esto, y uno de los nuestros debería, también, alzarse con la victoria. A mí es un deporte que me encanta, las sobremesas del verano no son lo mismo sin el ciclismo, y sólo puedo agradecer a profesionales como Sastre que podamos volver a creer en un deporte muy devaluado pero que, aún así, sigue dando maravillosas noticias y alegrías al aficionado español.
Ha sido un verdadero gustazo ver cómo Carlos se enfundaba, definitivamente, el maillot amarillo en lo alto del podio.
¡Ahora, a por la medalla en los Juegos Olímpicos!
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