Nos da igual que pierda, pero ahora somos de Djokovic

Hasta los grandes genios tienen a veces algún día malo. Djokovic, ese serbio tenista que amenaza con romper el dueto en la cumbre del deporte de la raqueta formado por Rafael Nadal y Roger Federer, se ha desvelado, no sólo como uno de los mejores deportistas de la actualidad, sino también ¡un RAULISTA!

Ahí está, señalándose el dorsal y el nombre del mejor jugador español del mundo.

Raulista como nosotros, y madridista también, como nosotros y como Nadal (a pesar de su apellido). Ahí está, como debe ser un hombre íntegro. Le perdonamos que no haya nacido en Daimiel, pero no todo el mundo puede ser perfecto. De hecho, si hubiera nacido en nuestro pueblo, Sánchez no sería el mejor tenista daimieleño (y Moraga el segundo), así que también nos conformamos así. ¡Y aunque no haya nacido en España, en realidad Djokovic se llama González Blanco de apellido!

A veces nos hacía gracia cómo en Carrusel Deportivo, Radomiro Antic, recordaba los logros de este chaval, que no sólo sabe jugar a un deporte tan extraño, que se juega con una pelotilla amarilla a la que se le da raquetazos de un lado a otro de una red y en el que se corre un montón de un lado a otro y se grita. Las similitudes con otros temas y tal las hacéis vosotros mismos. Y decimos que "no sólo" porque se reveló hace tiempo como un imitador nato, de Sharapova y de Nadal. A este último, por cierto, no llegó ni a enfrentarse en el Master Series de Madrid, porque le ganó Nalbandián, el mismo que eliminó a nuestro raulista Djokovic González en semifinales y ayer al todopoderoso Federer.

Para muestra, un tubete:


Menudo showman está hecho este Djokovic González.

Pues vaya suerte que ha tenido el Madrid este fin de semana, a ver si nos ha salido gafe este Djokovic. Le damos un homenaje a San Tamudo (¡el héroe de la Trigésima!) en su propio campo, palma Alonso (que es la sección automovilística del club), el Castilla y sólo se libró el RMNBA.