La semana pasada terminé, por fin, con uno de los libros que más espectación me ha generado la espera de su publicación en castellano. Fiel seguidor de las aventuras del mago (pues yo me enganché a la saga al poco de ser publicado el segundo libro), no tardé en hacerme con el libro de marras y comprobar, de una vez por todas, cómo acababa la heptalogía que J.K. Rowling se había sacado de la manga hace ya unos cuantos años.
Os voy a mostrar mis impresiones intentando no desvelar absolutamente nada de la trama. Seguramente muchos ya os hayáis terminado el libro pero no quiero ni siquiera comentar nada del primer capítulo (aunque justo debajo tenéis en negro los spoilers de la rajada).
Si he de ser sincero, me he llevado una pequeña decepción, quizá creyera que me fuera a encontrar con un libro perfecto, redondo y con un final apasionante (que lo tiene, pero no tanto como me hubiera gustado leer). Sin embargo, lejos de ser previsible, parece que en este séptimo libro la autora quería mostrarnos a todos y cada uno de los personajes y emplazamientos que se han ido dando cita a lo largo de la saga (y de matarlos en el caso de muchos) que en contarnos la historia. Bueno, en realidad sí que se ha ido encargando de contarnos las peripecias de Harry en este último libro en el que no ha dejado de estar acompañado de sus amigos Hermione y Ron, pero cada uno de los sucesos me parece que carecía de la importancia que debiera haber tenido. Como si, queriendo condensar todo en un número limitado de páginas y tiempo, hubiera ideado una serie de pasos imprescindibles que debían dar los tres chicos y los hubiera rellenado con las sucesivas apariciones de algún antiguo aliado o enemigos según se fuera dando el caso.
El caso de las muertes es el que más me ha molestado. No que haya tantas, sino que se traten tan fríamente. Me acuerdo cuando murió Cedric en el cuarto libro (para mí, a partir de aquí comenzó un claro descenso de nivel de la saga en general), el recuerdo de esa escena aún me resulta tierno, una de las muertes más dignas y recordadas de toda la saga. Quizá sólo empequeñecida (por la importancia y el trato) por la del propio Dumbledore al final del anterior volumen. Pero ahora era casi necesario prescindir de algunos personajes en ciertas partes del libro para no tenre que preocuparse de futuras intervenciones a última hora de estos. A lo mejor es que Rowling escribió el libro con demasiada celeridad, el tiempo se le echaba encima, las adaptaciones de películas, las presiones de la editorial para que saliera lo más pronto posible para seguir engordando la gallina de los huevos de oro. Quién sabe. Pero lo que sí sé es que hubiera esperado un libro con mucho más nivel.
El aspecto con el que he quedado más contento ha sido con el final, bien llevado a cabo, con suficiente claridad como para que, si se desea hacer una secuela, se deba forzar la máquina o ambientarla en un futuro lejano y no inmediato como estaba sucediendo hasta este momento, en el que cada libro era un año consecutivo de la vida de Harry Potter. He echado de menos un epílogo antes de mostrarnos la situación en el futuro. Veo que la escritor podría habernos mostrado en qué condiciones están los supervivientes del apoteósico final. Porque yo me leí los últimos capítulos de un tirón y he de reconocer que se pasa demasiado pronto de la tensión de leer tantas revelaciones en tan poco tiempo a unas relajadas páginas que, sin tapujo alguno, dan un salto temporal bastante importante.
Venga, y ahora lo que estáis deseando, unos apuntes ocultos para no spoilear...
[empiezan los spoilers]
- El final es un pastel impresionante. Vamos, "fueron felices y comieron perdices". Qué empalagoso.
- Lo de "Ron se ha ido" y "Ron ha vuelto" me parece una forma absurda de alargar la trama. Rowling hace que Dumbledore le dé un objeto y luego tiene que improvisar para sacarle un poco de utilidad.
- Se cargan a Lupin y sólo hay un breve comentario de su muerte, vaya forma de acabar con él.
- Vaya lío lo de la varita, para luego el enfrentamiento final finiquitarlo con un único conjuro, sin lucha épica ni nada.
- Rowling ha sido capaz de acabar siete libros haciendo uso del Deux ex machina. Si no es porque Harry ve a Dumbledore en "Matrix" (cuando está entre la vida y la muerte), hubiera sido incapaz de acabar con su enemigo.
- Lo más decepcionante de la batalla final es que es mucho más interesante las peleas entre magos, brujas y mortífagos que los paseos que se da Harry por el castillo.
- Ojalá el Wesley muerto hubiera sido Ron y no Fred.
[fin de los spoilers]
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