Resulta que hay una atleta estadounidense (por cierto, la que ganó hace poco en los Mundiales Indoor en Valencia) que corre en la prueba de 60 metros vallas cuyo nombre no le ha llamado la atención a más de uno: ¡Lolo Jones!
Claro, a mí cuando me dijeron que Lolo iba a participar en la prueba femenina de 60 metros vallas me parecía que ahí había más tongo que los goles que mete el Barcelona con la mano una vez sí y otra también. Pero yo me puse delante de la tele y me encontré con una final en la que sólo había chicas. Lo atribuí a una confusión, pero cuando me fijé en quién había ganado... ¡Lolo es ella! ¡Y Lolo mola!
Ante tal desconcierto, debía buscar una explicación. Si existe una Lolo que es una chica, habría de existir un Lola que sea chico. No me tuve que ir muy lejos, pues en el RCD Español está jugando el famoso Milan Smijanic, "Lola" para los amigos y no sólo para los muy amigos, para todo el mundo. Vamos, que el tipo se presentó en Barcelona con una camiseta que ponía claramente Lola en la espalda. Y no era la de su novia ni la de su madre. ¡Iba a ser la suya!
Y ahora sí. Yo que me he leído el gran tratado filosófico que es "Memorias de un Homo Erectus", obra de Miguel Ángel Rodríguez "El Sevilla", y yo que me he visto tres temporadas de Me Llamo Earl, me he buscado una explicación digna de un no-premio de esos que dan de vez en cuando por ahí: La culpa es del karma, que solucionó el problema de los nombres mal puestos en las camisetas de los deportistas de una forma bastante cruel y curiosa.
Como no podría ser menos: Se les ve el plumero.
No hay comentarios:
Publicar un comentario