Pero hay algunas máquinas insurrectas, algunas máquinas que se resisten a subir el precio del café a los desorbitados 80 céntimos. Nos cobran 35 céntimos de Euro por un café que no sabe a café, que parece café y entre cuyos ingredientes principales no está el café. Pero si nuestro querido Bizcochón la ha diseñado para que entregue el cambio perfectamente, no le vamos a llevar la contraria:
Hay una máquina de café en el Edificio Politécnico en el Campus de Ciudad Real que cobra el "café" (o sucedáneo) cuesta 35 céntimos de Euro. (Al menos hay otras tres máquinas idénticas que yo conozca en el Campus: en la Escuela Superior de Informática, en el segundo piso del Edificio Politéctnico y en la Facultad de Letras).
5 comentarios:
Ahhh, que buena es nuestra máquina, la que nos vende por 35 centimos un sucedaneo de sucedaneo de cafe que podríamos clasificar como: cosa-medianamente-bebible-de-un-color-marron-tirando-a-negro-que-parece-cafe-pero-sabe-diferente-y-que-cuando-se-revela-nos-da-un-liquido-blanco-nausebundo
la culpa es del chino que hay dentro de la kafetera
Vaya con zapatitos...
Las tuberías de los retretes están sospechosamente cerca de la máquina de café.
Eso ya lo pensé yo, sobretodo cuando me enteré de que las maquinas son de una empresa catalana.
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