Érase una vez un niño que se llamaba... por ejemplo... Víctor. Bien, pues Víctor estaba tranquilamente en su casa escribiendo la carta a los Reyes Magos. Su mayor sueño era ser poseedor de una Wii y de un Zen Vision de Creative, así que decidió escribir la siguente carta:
Queridos Reyes Magos:
Este año me he portado muy bien, he sido un chico responsable y bueno, respetuoso con todos los demás y nunca he copiado en ningún examen. Por eso quiero para Navidad una Wii y un Zen Vision de 30 Gb.
Cuando iba de camino a Correos pasó por delante del belén que ponen en la plaza de su pueblo todos los años. Allí estaba la Virgen María en el pesebre (una de estas figuras de unos 20 cm de cerámica), el remordimiento llevó a Víctor a volver a su casa para corregir su carta:
Queridos Reyes Magos:
Es cierto que este año no me he portado tan bien como debiera. He eludido a veces mis responsabilidades y puede que le haya faltado el respeto a los profesores, pero nunca he copiado en ningún examen. Me gustaría que me regalaran una Wii y un Zen Vision de 30 Gb.
De nuevo fue a la oficina de Correos y volvió a fijarse en la Virgen del belén y de nuevo sintió el impulso de volver a su casa y sincerarse un poquito más:
Queridos Reyes Magos:
Este año me he esforzado en portarme bien aunque puede que no lo haya conseguido. A veces no he cumplido con las tareas del colegio y de casa y he gastado alguna broma pesada a los profesores. Incluso he copiado en los exámenes de letras. Para Navidad quiero una Wii y un Zen Vision de 30 Gb.
Cuando llegó a la altura del belén, nuestro protagonista, Víctor, se quedó mirando el pesebre un instante. Se saltó la valla que lo rodeaba y robó la estatua de la Virgen María. La carta que escribió fue la siguiente:
Querido Niño Jesús:
Tengo a tu madre. Diles a los Reyes que estoy dispuesto a negociar su liberación a cambio del pago de un rescate: quiero la Wii y un Zen Vision de 60 Gb. o la hago añicos. Tienes hasta Nochevieja para recapacitar. No intentes llamar a los romanos, yo me pondré en contacto contigo.
5 comentarios:
Bontia historia en la que se apreden valores como pasarte por los coj... el cuarto mandamiento, ¿O era el quinto?
El orden de los mandamientos no altera el pecado
Mmm, mandamiento? no habia uno ke decia algo de extorsionar y de arrasar o de no se que de decapitar y torturar, no se, quizá me equivoqué de libro, pero..., no, no puede ser que no sea un milagro que un tio se acueste solo y amanezca con la cabeza de un caballo en su cama....
Creo que ambos os habéis leido libros distintos
Eso parece.
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