15 de julio de 2009

Esto le faltó a Oliver y Benji

Todo el mundo deberíamos estar de acuerdo en que la serie de Campeones fue para abajo cuando las grandes superestrellas de la Selección Juvenil de Japón se marcharon a Europa y se desperdigaron por el continente. Que si Benji se iba a Alemania a parar (ya ves tú, qué realismo, un portero japonés parando en el país de Oliver Kahn), que si Mark Lenders se va a Italia a jugar en un equipo que simula ser la Juventus de Turín, o con Oliver Atton jugando en el Barcelona (con lo cual ya ha perdido cualquier atisbo de admiración que pudiéramos tener en este blog hacia él).

Pero lo que hubiera o hubiese sido el golpe de efecto perfecto para la serie de televisión es que alguno de los delanteros, o el mismo Bruce, se hubieran sacado el título de entrenadores igual que lo hizo en su día el gran Gianluca Vialli. Todos de pequeños soñábamos con ser como Vialli cuando fuéramos grandes estrellas del fútbol, ser el que más manda dentro y fuera del campo, el entrenador-jugador. Igual que luego lo fue Romario (y lo echaron a los pocos partidos) en un equipillo de Brasil. Bueno, pues a los "magos del balón" les hubiera faltado eso, que Oliver hubiera puesto los cojones encima de la mesa dado un paso adelante y se hubiera autoproclamado el Seleccionador Nacional de Japón y hubiera o hubuese llevaod a todos sus amigos a jugar. Igual que hacía Clemente en España con todos sus amiguetes los defensas, pero Oliver llevando sólo delanteros.

La serie hubiera ganado en dramatismo, ya ves tú ahí al bueno de Oliver, echándole la bronca del siglo al defensa que rompió el fuera de juego que le obligaba a él mismo a volver a hacer el Tiro del Águila (el cual tendría derechos de autor y trincaría tanto él como el club o la federación cada vez que lo usara). Philipp Callaghan nunca hubiera jugado si Oliver fuera entrenador-jugador, siempre rompiendo el fuera de juego. Estoy seguro de que el entrenador no salía al campo a pegarle cuatro sopapos por pura vergüenza pero, ¿y si el entrenador hubiera estado dentro del campo ya? Ah, hombrecillo extraño, ahí habría cambiado sustancialmente la cosa.

Acordaos que la época en la que Vialli cogió las riendas del Chelsea en la Premier fue el mismo año en el que el Madrid ganó la Champions en Amsterdam con ese maravilloso gol de Mijatovic. ¡Heynckes era incapaz de hacerse con el vestuario! Era el momento ideal para que, en vez de fichar a ese Hiddink que se afeitó el bigote por ganar en Japón al Vasco de Gama (el recordado Día del Aguanís), se hubiera nombrado como entrenador-jugador al gran Raúl González Blanco. Ahora se cumplirían 11 años en el puesto del 7 del Madrid y seguramente la época de los Galácticos hubiera o hubiese reportado más éxitos de los que, en realidad, dio como fruto.

¡Lo que tienen que hacer es hacer una serie de Roberto Sedinho y que salga haciendo de entrenador-jugador antes de pegarse un cabezazo contra otro jugador y lesionarse!

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