11 de julio de 2010

Equipo de Ensueño. Segundo entrenador: Bob, el Silencioso

Sí, queridos hombrecillos extraños, ya sé que se suponía que hoy os iba a contar quién entrenaría el Equipo de Ensueño del blog, pero resulta que me puse a recapacitar y llegué a una conclusión: detrás de todo Vicente Del Bosque debe haber un Toni Grande. Y, claro, si Mourinho tiene a su Karanka, cómo no iba a tener una mano derecha digna de Cabronos Extraños ese fantástico entrenador que teníamos pensado. Por lo tanto, ¡toca post de segundo entrenador!

El encargado de sentarse a la derecha del mister no es otro que Bob, el Silencioso.

La principal función del segundo entrenador en un equipo de fútbol es... bueno... la de llevarse bien con los jugadores, ¿no? Digamos que es eso, participar en las porras y en las timbas de póker que se jueguen en las concentraciones, y sentarse en el banquillo junto al primer entrenador. Básicamente, un segundo entrenador no hace mucho más que eso. Aunque, todo sea dicho de paso, es verdad que nos llegaron rumores de segundos entrenadores que ven vídeos del contrario y hacen informes, pero eso aún está por confirmar.

El caso es que el personaje elegido para ser el segundo entrenador del equipo es uno de los mejores personajes de la historia del cine, interpretado por Kevin Smith, cuya filmografía es de obligada visión al menos una vez en la vida para cualquier ser de toda raza, sexo, edad, cultura y condición que se precie. Bob, el Silencioso es el típico gordo con ropa anchota para no marcar michelines que se deja la barba y que habla poco para pasar desapercibido, pero detrás de esa fachada hay un tipo que alcanza la genialidad siempre que abre su boca. ¡Así es Bob, el Silencioso!

En su tiempo libre se dedica a trapichear con droga junto a su amigo Jay, por lo que el segundo entrenador de ese Equipo de Ensueño también cumplirá una función que bien podría desempeñar el doctor Eufemi4no Fu3ntes. Sí, ya sabéis, ése al que se le ve de vez en cuando pasear en las llegadas de las etapas de las grandes citas ciclistas. Bob, el Silencioso podría hacerse con ciertas sustancias que ayudarían a los jugadores a estar de mejor humor y salir al campo con una sonrisa de oreja a oreja. Ojo, no estamos hablando de dopaje, estamos hablando de una levísima ayuda moral. Sí, eso es, ¡aumentar su autoestima!

La confianza da lugar a buen fútbol, y eso es lo que conseguiríamos con un tío como Bob, que lo ves y te da confianza. Incluso me atrevería a decir que es un tipo abrazable. Siempre que veo a una persona así me pregunto si me reiré si me cuenta unos cuantos chistes. Lástima que no tenga acento, quizá ese pequeño detalle lo mantenga apartado de los medios de comunicación. Porque, eso sí, cuando Bob, el Silencioso habla, sube el pan. O, por lo menos, recordad todas las películas en las que hace acto de presencia (Clerks, Clerks II, Persiguiendo a Amy, Mallrats, Dogma, Jay y Bob el Silencioso contraatacan...), cuando dice algo, se hace un silencio sepulcral en torno a él que nos permite escuchar su alegato. Imaginaos lo bien que funcionaría eso en un vestuario lleno de gallitos como los que os hemos estado presentando a lo largo de todas estas semanas en el blog.

Por eso, y como todo capitán tiene un subcapitán, y todo presidente tiene su vicepresidente, nuestro entrenador tendrá un Bob, el Silencioso. ¡Bien!

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