¡Última Entrevista Extraña en esta Tercera Temporada! Este año han pasado por aquí viejos conocidos como Víctor Mutenroshi o Miguel el Heavy, personajes que veníais reclamando largo tiempo atrás como Alicia la Corrupta, el Doctor Maroto o Cherramón (¡te elijo a ti!) y grandes descubrimientos como la superestrella de la lucha libre Christian Benoit o el hombre más sabio del mundo, Quilopondriomán.
Es de recibo que la última Entrevista Extraña recaiga en el hombre que, semana tras semana, atiende a Miguel N4 tras el mostrador y le vende aquello que ha acabado definitivamente con la poca coherencia que aún le quedaba... ¡El Dependientus Comiquerus!
Al turrón:
CABRONOS EXTRAÑOS: Usted es el mayor culpable de que el blog de Cabronos Extraños esté hasta arriba de reseñas de cómic.
DEPENDIENTUS COMIQUERUS: Bueno, eso no es nada cierto, aquí la única verdad es que yo soy el que le suministra los últimos productos y lanzamientos al Señor N4, pero él es el que no es capaz de vivir sin su buena dosis de viñetas de tíos en mallas.
CE: No se lo tome a mal, no queríamos molestarle. Que a la gente le quede bien claro que no es normal ver a un tipo de más de dos metros con perilla y -antaño- con el pelo larguejo vendiendo cómics. Teniendo en cuenta que se pone detrás de un mostrador de una tienda friki y que es capaz de conocer las últimas salidas de videojuegos y de Planeta semana tras semana.
DC: Bueno, la verdad es que hay pocas personas en el mundo que somos capaces de saber lo que va a sacar Planeta DeAgostini realmente cada semana. Así, a bote pronto, pues el Señor Agostini, su mujer, su cuñado (que es el propietario de la imprenta y tiene mano dentro de la distribuidora) y yo. De hecho, muchas veces me callo lo que sé sobre los retrasos de Planeta para ver a mis sufridos compradores pasar el mono un par de días más.
CE: Pero no es el conocimiento sobre Planeta lo que le ha llevado a medir dos metros y echar fuego por la boca cuando se cabrea.
DC: No, no ha sido eso. Lo que casi nadie sabe es que, para alcanzar el rango de Dependientus Comiquerus como yo lo he conseguido (que somos pocos en España y estamos obligados a reproducirnos entre nosotros regularmente para perpetuar la especie, aunque la barra libre en las reuniones mensuales compensa eso), hay que pasar las Tres Pruebas.
CE: Vaya, ¿y en qué consisten las Tres Pruebas?
DC: La primera es muy sencilla, y me enorgullezco de haber sido capaz de pasarla con la chorra. Consistía en ganarle una partida al Wii Sports (al deporte que nosostros quisiéramos) al Señor Nintendo, un señor bajito, con bigote y chinorris que va por la calle con una gorra roja y un mando de NES y según va pulsando los botones o la cruceta, así se mueve. Pues el caso es que yo elegí jugar al Tenis y no te digo na' y te lo digo to', que ahora me llaman el Rafa Nadal de la Wii.
CE: No nos extraña, con esos brazacos... ¿de qué iba la segunda prueba?
DC: Esa me costó más. Resulta que tenía que hacer la lista de todos los mutantes que aún tenían poderes después de Dinastía de M, pero no me dejaban ni usar Internet, ni un ordenador ni leches, sólo los cómics que hubiera publicado Panini, mi memoria, un boli Bic cristal y una hoja de papel.
CE: Asombroso. Deducimos que los consiguió.
DC: Deducís bien, pequeños padawans. El truco estaba en que... ¡no son sólo 198! ¡Los he contado! ¡Hay más! Todos los que quedaban para esta prueba fallaron porque contaron 198 y se pararon, pero a mí me dan más nombres de los que indicaba en famoso numerejo. Todo consiste en prestar especial atención a las viñetas en las que están ciento y la madre y ver que hay mutantes desconocidos usando poderes en las esquinitas.
CE: Esos mutantes... Siempre se les ha visto el plumero. ¿Se presentó usted solo a la tercera prueba?
DC: Sí. Yo no tengo culpa de que el resto fueran unos débiles gusanos.
CE: Bueno, bueno, ¿y de qué se trataba?
DC: Aaaay, inquietos entrevistadores, pues de qué va a ser, reunir las Siete Bolas del Dragón y pedir como deseo que me aceptaran dentro de la hermandad de Dependientus Comiquerus. ¿Qué os habíais creído? Tuve que darme un palizón a rebuscar por medio mundo hasta que di con las dichosas bolas.
CE: Así que la leyenda es cierta.
DC: Claro que es cierta, a mí me lo vais a decir, que tuve que hacer uso de todos mis superpoderes, que gasté más puntos de maná en la búsqueda que en toda mi vida juntos. Una vez tuve que subir a lo alto de la Sierra de Villarrubia y utilicé el Jet Pack que me compraron mis secuaces para mi cumpleaños; tuve que ganarle la Bola de 5 Estrellas al campeón de Guarjamer de Tomelloso; tuve que combinar mis ataques Pistola de Agua y Aqua (que gastan un montón de puntos mágicos los dos) para apagar un incendio en un campo perdido donde CHUCK! Norris perdió el meNchero y se encendió por error, pero me dieron como recompensa la Bola de 7 Estrellas... Un no parar, un no parar.
CE: Nos cuentan que la más difícil fue la de 1 Estrella.
DC: Bueno, la más difícil para mí no fue. En realidad, fue la más fácil. Porque tenía que ordenarle la cueva a un hombre-hipopótamo creado por las nuevas reglas del Dragones y Mazmorras 3ª Edición y utilicé mi carta Magic: "Azucena se come el marrón". Yo me tomé una piña colada tumbado en mi hamaca con mis gafas de sol y mi bañador jamaicano de flores mientras mi secuaz colocaba por orden alfabético los libros de Agatha Christie, que son los que le gustan a estos bichos mitad hombre, mitad hipopótamo.
CE: ...Y así se llega a ser un Dependientus Comiquerus con papeles en regla y todo.
DC: Sí, sé que es muy sacrificado y las pruebas son muy duras, pero da muchos puntos a la hora de conquistar el mundo, porque si yo falto, muchos frikis morirán por no tener su dosis semanal de cómics.
CE: Los freaks es que son así. ¡Despídase que cerramos temporada y todo con su entrevista!
DC: Pues nada muchachos, espero veros por la tienda algún día y que os dejéis ahí bien los cuartos que sé que los que no salís de vuestra casa y no os lo gastáis en alcohol tenéis muchos. Adiós.
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