Reseña: Jóvenes X-Men #2

Título en España: Jóvenes X-Men #2
Título en EEUU: Young X-Men nº5 & Young X-Men nº6 & Young X-Men nº7 & Young X-Men nº8
Formato: Tomo, tapas rústicas, 96 páginas, color.
Precio: 7.75 €
Editorial: Panini Cómics

Reseña:

Segundo tomo de una serie que, en un principio, iba a ser una colección abierta de tomos cuatrimestrales a un precio asequible para el coleccionista continuando una serie de volúmenes en grapa en los que se cubrían las historias de los mutantes más jóvenes de la Patrulla-X. Sin embargo, el cierre de la colección original en Estados Unidos ("Young X-Men") y el poco éxito que cosecharon las series bajo esta nueva idea, dieron como resultado que se quedara en una "simple oferta de lanzamiento" de unas colecciones con fecha de caducidad.

Centrándonos en la historia del cómic en sí, este segundo tomo continúa directamente con lo que pudimos leer en el primero, con las dos generaciones de mutantes unidas contra Donald Pierce una vez que han descubierto que el villano había adoptado la identidad de Cíclope para intentar que los novatos X-Men atacaran a la primera formación de Nuevos Mutantes de la historia. Pelea imprescindible imprecindible para finalizar con este tipo de historias y llegada del verdadero Cíclope acompañado por el resto de miembros de la Patrulla-X para intentar decidir qué hacer con los pobres chicos que han sido engañados. Vamos, Marc Guggenheim (guionista y máximo responsable de la serie) dedica los cinco primeros números USA para presentar al equipo y, luego, intenta volver, en parte, a las raíces de lo que supone el concepto de unos "Jóvenes X-Men". Eso sí, con tutores.

La verdad es que, si nos referimos exclusivamente a la idea, no es nada nueva, pero es buena, ya que es fácil de integrar dentro de la actual situación de la Patrulla-X en San Francisco. Pero la forma de llevarla a cabo no me ha acabado de convencer. Primero, la duda fundada de que hay un miembro del equipo que no es un mutantes verdadero, sino que ha obtenido sus poderes de otro modo. Una vez que se resuelve esto, un nuevo joven mutante al equipo, y a intentar que éste funcione mandándolo a misiones de diversa dificultad sin casi un entrenamiento para que las puedan llevar a cabo. En resumen, da la impresión de que Guggenheim se olía que la serie no iba a durar mucho y se apresuró para dar cabida a las ideas que tenía para Arena, Alud, Dani y compañía.

En general, la historia es más densa que en el primer tomo, pasan muchas cosas y Guggenheim se preocupa de tener siempre al lector "ocupado" con alguna trama mientras va diseñando su equipo de protagonistas. Algunas decisiones parecen un poco estúpidas o cogidas por los pelos (cómo se resuelve lo de Mancha Solar y el Club Fuego Infernal, por ejemplo), lo que empaña mucho la lectura. Lo que sí que me ha gustado mucho ha sido la relación y las conversaciones entre Arena y Pierce, sin duda los mejores momentos del tomo con diferencia.

En cuanto al dibujo, muchos nombres para un tomo con tan pocos números USA. El primer capítulo lo firma Yanick Paquette, el mismo artista que ya se encargara del dibujo del tomo anterior al completo, y el canadiense pasa el testigo a otros dos dibujantes más. Primero, encontramos a Ben Oliver, el cual se hace cargo de los dos números USA centrales ("Young X-Men #6" y #7), con un estilo netamente más serio y realista, pero que se emborrona cuando la acción se vuelve más intensa, poniendo en evidencia que Oliver no se esmera demasiado ni en los fondos ni en el trazo. Después, el dibujante español Rafael Sandoval, el cual sí que demuestra ser el mejor del tomo pero que tampoco da razones para destacar mucho más del resto. Paquette, Oliver y Sandoval lo hacen bien, pero mantienen la misma línea del mismo estilo, y éste no está muy acorde con la frescura que se le debería exigir a una serie como "Jóvenes X-Men".

En definitiva, un cómic algo mejor que el anterior pero con un aumento bárbaro del precio en comparación con el primer tomo. La serie está lejos de las cotas alcanzadas por Chris Yost y Craig Kyle en la anterior etapa, y es un lastre con el que Guggenheim no puede.

6/10

('Tá bien)

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